Recientemente la ley siete/2021 de 20 de mayo de cambio climático y transición energética ha reformado la letra c del artículo 20.1 del texto refundido de la ley del suelo y rehabilitación urbana aprobadas por real decreto legislativo 7/2015 de 30 de octubre ,quedando redactada de la siguiente forma “c) teniendo en cuenta la perspectiva de género, en la ordenación de los usos del suelo a los principios de accesibilidad universal de movilidad de eficiencia energética, de garantía de suministro de agua de prevención de riesgos naturales y de accidentes graves, de prevención y protección contra la contaminación y limitación de sus cauces consecuencias para la salud o el medioambiente.

En la consideración del principio de prevención de riesgos naturales y accidentes graves en la ordenación de los usos del suelo se incluirán los riesgos derivados del cambio climático entre ellos riesgos derivados de inundaciones costeras embates marinos eventos meteorológicos extremos mortalidad y morbilidad derivados de las altas temperaturas especialmente aquellos que afectan a poblaciones vulnerables. Éstos datos se ofrecerán desagregados por sexos.

Igualmente se protegerán aquellos riesgos asociados a la pérdida de ecosistemas y esenciales”

No cabe duda que al margen de todas aquellas precauciones que se tienen que tener en los usos del suelo de acuerdo con esta ley del cambio climático absolutamente normales para que consigamos un desarrollo sostenible en nuestro país.

Me quedo especialmente con la perspectiva de género incorporado en la primera parte del artículo. La perspectiva de género es un estudio de todas las construcciones culturales y sociales propias para las mujeres y los hombres intentando identificar y dar la máxima igualdad a lo femenino y lo masculino pero refleja una desigualdad entre géneros por eso es especialmente relevante que una ley a nivel estatal recoja el concepto de perspectiva de género pero de ahí a un urbanismo feminista va un “largo trecho”.

Recientemente en el país semanal del pasado 30 de mayo, un monográfico dedicado al mundo de la vivienda,La ingeniera Eva Kyle urbanista de prestigio en Europa y que trabaja en el Ayuntamiento de Viena desde 1986 introduce el género en el planeamiento de la ciudad, se hace un estudio pormenorizado sobre la peatonalizacion de distintas calles o barrios en la ciudad de Viena, para mí se confunde que peatonalizar una calle es un proyecto de urbanismo feminista así lo señala María Vassilakou Vicealcaldesa de la ciudad perteneciente al partido verde .

Se relaciona también la política de movilidad de las ciudades con el tema de género es decir la sensación es que aquellas ciudades que tengan una movilidad alta sobre todo una movilidad basada en el transporte privado serían ciudades no feministas en cambio según la citada autora todas aquellas ciudades en las cuales incida más lo público que lo privado en la gestión de la movilidad y en la gestión del día día serían ciudades con un urbanismo más feminista, la calle y el espacio público se asociaban al trabajo, a los coches y a lo masculino ,el hogar la vida familiar quedaron vinculadas a lo femenino, las mujeres de esta forma según la citada autora quedaban alejadas del día día de las ciudades.

Pero el concepto de urbanismo feminista no queda solamente anclado en el transporte público, no es solo peatonalizar las ciudades para que la mujer pueda tener un ambiente más agradable para salir de la casa, sino que dan un paso más y se plantean la construcción de viviendas o barrios solo para ser habitados por mujeres, en concreto en Viena el proyecto Aspern un enorme barrio residencial concluye su construcción en 2028, considera la citada autora que será un barrio solo para mujeres.

Concluyen los autores del estudio que las mayores diferencias entre el urbanismo masculino y el femenino es el uso del espacio público.

Todo lo expuesto anteriormente no deja de sorprenderme, creo que no podemos hablar de urbanismo feminista ,urbanismo masculino, el urbanismo es para todos los ciudadanos sea cual sea su sexo que habitan en nuestras ciudades , la gran pandemia que hemos pasado y que estamos pasando del Covid-19 nos lleva a otras conclusiones más trascendentes en el día a día de nuestras ciudades como por ejemplo, más espacios públicos para las terrazas, potenciar el uso de la bicicleta para reducir la contaminación que llevará consigo que haya menos coches y menos tráfico y también tendremos q afrontar el gran dilema del transporte público es decir si se potencia el transporte público, que sería lo lógico en aquellos casos en los que el transporte privado no llega y encontrarnos con los peligros del contagio del COVID 19 en las aglomeraciones de las horas punta, se deberían fomentar más parques, viviendas más grandes y sobre todo legislar en el tema de las despoblación de las los municipios interiores del país, mejorando el teletrabajo, dando incentivos fiscales a aquellas personas para que se animen a salir de las ciudades y tele trabajar desde ámbitos más rústicos.

Esta sería la postura mas sensata y que debemos proponernos de acuerdo con la agenda 2030 y las 17 ODS aprobadas por la Organización de Naciones Unidas.

No comparto las tesis de las citadas urbanistas mencionadas anteriormente sobre el mal llamado urbanismo feminista, creo que el urbanismo es para todos los ciudadanos cualquiera que sea su sexo y para el bien común del planeta.

Artículo publicado en la revista eleconomista.es: