
La derogación de la ley de alquileres en Argentina por parte del presidente Javier Milei ha tenido varias consecuencias, especialmente en el mercado inmobiliario de Buenos Aires. Tras esta derogación, la oferta de viviendas en alquiler ha aumentado un 170%.
Muchos propietarios, que antes preferían mantener sus propiedades vacías o destinarlas al alquiler vacacional, ahora las están ofreciendo en el mercado de alquiler tradicional. Aunque los precios de los alquileres siguen subiendo en términos nominales, el aumento mensual se encuentra en su nivel más bajo desde 2021. Además, el precio real de los alquileres, ajustado a la inflación, ha bajado un 40% desde octubre del año anterior. En Buenos Aires, el precio del alquiler acumulaba hasta agosto una subida del 45% interanual, muy por debajo de la inflación (94%), lo que supone una caída real del precio del alquiler del 49%.
Los críticos de Milei señalan que sus medidas están perjudicando a la clase trabajadora, aunque sigue siendo popular. Algunas encuestas muestran una disminución en su apoyo, pasando del 60% a principios de año a un 45% en agosto. En comparación con medidas similares en otros países, la situación de Argentina se menciona como una advertencia para las autoridades de Estados Unidos y Europa, que han intentado controlar el aumento de los costes de la vivienda mediante el control de los alquileres.
La vivienda en Estados Unidos
En contraposición a las medidas de Milei, el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha propuesto un plan revolucionario para solucionar el problema de la vivienda: crear megaciudades con coches voladores y expropiar casas a inmigrantes. Propone construir diez megaciudades en el oeste del país y deportar hasta 2.000.000 de inmigrantes, tanto legales como ilegales. Este plan parece un híbrido entre ciencia ficción y un proyecto soviético, pero, con las elecciones estadounidenses en marcha, sus propuestas están empezando a levantar preocupaciones entre los expertos.
Hace un año, Trump ya había hablado de sus llamadas «ciudades de la libertad», proponiendo un concurso público en que se construirían diez nuevas grandes ciudades en terrenos propiedad del Gobierno. Estas ciudades contarían con movilidad aérea, es decir, coches que pudieran desplazarse de forma vertical, y supondrían una infusión de dinero en las zonas rurales de América. Pero el disparatado plan no acabaría ahí, la gente que se mudara a estas ciudades podría trabajar en fábricas de productos que actualmente se producen en China. Para incentivar un nuevo «baby boom», Trump pediría al Congreso que aprobara un «cheque bebé» para fomentar la natalidad entre las personas que se trasladen a estas áreas.
Es evidente que esta propuesta del candidato republicano, empezando por el hecho de los coches voladores, está muy lejos de convertirse en una realidad. Además, el gran problema radica en que la mayoría de los terrenos del Gobierno están en desiertos o reservas naturales en el oeste del país, una de las zonas más inhóspitas de Estados Unidos. Crear varias megalópolis en lugares como Nevada o Las Vegas generaría enormes problemas de suministro de agua, que ya es escaso. Además, construir en Alaska o en las montañas de Wyoming complicaría el transporte y los suministros, ya que apenas hay carreteras, y construir aeropuertos en terrenos tan irregulares sería extremadamente difícil.
La vivienda en España
El acceso a la vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos en España. El pasado 13 de octubre se convocó una huelga de arrendatarios en Madrid para protestar contra la política de alquiler del Gobierno. Ante las dificultades para adquirir una vivienda en propiedad, debido al escaso número de viviendas disponibles, muchos ciudadanos recurren al mercado de alquiler, que no siempre es asequible.
La solución no pasa por intervenir el mercado limitando el precio del alquiler, ya que esta medida ha demostrado ser ineficaz, provocando una reducción de la oferta y teniendo efectos negativos en los territorios donde se ha aplicado. Según el periódico La Razón, el 10 de octubre se informó de que, en los últimos cinco años, los arrendamientos de temporada se han triplicado, mientras que la oferta de alquileres ha caído un 33%. Es evidente que limitar el precio del alquiler no es la solución para aumentar la oferta de viviendas.
Se ha hecho mucho populismo con la política de vivienda, y, desgraciadamente, esa es una de las razones por las que estamos donde estamos. Es necesario tomar medidas para aumentar la construcción de viviendas, dar mayor seguridad jurídica a los propietarios en casos de desalojos de ocupantes ilegales y de inquilinos morosos. Además, hay graves problemas en el sistema de información sobre la solvencia, lo que impide que los propietarios puedan verificar adecuadamente la situación financiera de los potenciales inquilinos. No hay un intercambio de información que permita conocer la ratio de endeudamiento o el comportamiento de pago pasado del inquilino.
A lo largo de los años, se han dictado múltiples normas que han limitado el derecho a la propiedad privada, desequilibrando la posición del propietario e incluso llegando a su demonización.
A modo de conclusión
Una vez analizadas rápidamente las distintas propuestas de modelos de política de vivienda en varias partes del mundo, creo que en España es necesario hacer una reflexión profunda sobre qué modelo de política de vivienda queremos. Es fundamental llegar a un acuerdo entre la mayoría de los partidos del arco parlamentario para que las medidas que se adopten sean efectivas y sostenibles a largo plazo.
Artículo publicado en la revista de «Buen Gobierno | Iuris&lex y RSC» de El Economista:
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