
El liberalismo, entendido como una corriente política que aboga por la defensa de las libertades individuales, los mercados abiertos y la limitación del poder estatal, ha tenido distintas interpretaciones y aplicaciones en diferentes contextos. Tres figuras públicas destacadas que, de diversas maneras, han sido asociadas con este enfoque neoliberal, son Donald Trump, Javier Milei y Elon Musk.
Aunque provenientes de ámbitos diferentes, la política tradicional, el liberalismo académico, y el emprendimiento tecnológico, estos tres personajes comparten ciertos puntos de convergencia, mientras que sus diferencias reflejan las múltiples dimensiones del liberalismo en la actualidad.
Donald Trump presidente de Estados Unidos entre 2017 y 2021, es conocido por haber llevado una agenda política que, aunque se calificó a menudo como populista, incorporó elementos del liberalismo económico. Su administración promovió la desregulación empresarial, la reducción de impuestos y un discurso orientado a fomentar el libre mercado, particularmente en sectores estratégicos como la energía. A través de recortes fiscales significativos para corporaciones e individuos de altos ingresos, Trump buscó estimular la inversión privada y el crecimiento económico.
Sin embargo, el liberalismo de Trump se diferenció del clásico en su aplicación. Mientras abogó por la libertad económica, adoptó una postura proteccionista en el comercio internacional, imponiendo aranceles a China y renegociando acuerdos comerciales como el Nafta. Esta combinación de liberalismo económico interno y proteccionismo externo evidenció una reinterpretación del liberalismo adaptada a las necesidades de una agenda «América Primero». Aunque no se alineó del todo con las ideas puristas del libre mercado, Trump logró capturar el apoyo de sectores que veían en su política económica una oportunidad para revitalizar la industria estadounidense.
Por otro lado aparece la figura de Elon Musk, empresario y visionario, estilete de Donald Trump. Encarna una versión pragmática del liberalismo que opera desde la esfera privada. Musk ha promovido la innovación disruptiva como herramienta para resolver problemas globales desde la transición hacia energías limpias hasta la exploración espacial y la libertad de expresión en plataformas digitales. Aunque no es un político, y su influencia trasciende los negocios, convirtiéndolo en un actor relevante en los debates sobre regulación libertad y progreso.
Musk ha abogado por la reducción de la intervención gubernamental en la economía, cuestionando regulaciones que según él limitan la innovación y la competitividad. Sin embargo, no ha sido ajeno al uso de subsidios y apoyos estatales para desarrollar tecnología como los vehículos eléctricos. Esta aparente contradicción refleja la complejidad de aplicar principios liberales en sectores donde la inversión inicial es elevada y el retorno puede tardar décadas.
En el ámbito de la libertad de expresión tras adquirir Twitter implementó cambios orientados a reducir la censura y fomentar un intercambio de ideas más libre. No obstante, sus decisiones han sido objeto de críticas, y señalando que la gestión privada de estas plataformas puede conducir a sesgos, exclusiones e incidir en la vida política de otros países o continentes.
Por otro lado aparece en la escena internacional Javier Milei, economista argentino y actual presidente de Argentina desde 2023, representa una de las expresiones más puras del liberalismo en la política contemporánea. Milei defiende abiertamente el liberalismo clásico, con énfasis en la reducción drástica del tamaño del Estado, la eliminación de impuestos distorsivos y la privatización de empresas públicas. Su mensaje ha calado profundamente en una sociedad Argentina desgastada por décadas de inflación, altos niveles de gasto público y crisis económicas recurrentes.
La propuesta de Milei incluye la dolarización de la economía como forma de combatir la inflación y terminar con la emisión monetaria descontrolada su estilo incendiario le han ganado tantos seguidores fervientes como detractores acérrimos, y consolidándolo como una figura polarizadora en el escenario político global.
Las políticas liberales de Donald Trump y Javier Milei van a tener una influencia indirecta en España en lo que respecta al derecho de propiedad privada, especialmente en los debates sobre el papel del Estado en la economía, la fiscalidad y las políticas de regulación del mercado. Aunque las decisiones de ambos líderes no afectan directamente al marco legal español sus discursos y modelos políticos pueden servir de inspiración para movimientos políticos económicos y sociales en España, además de influir en el debate público y en la dirección de algunas políticas.
Tanto Donald Trump como Javier Milei defienden el derecho de propiedad privada como un pilar fundamental de sus políticas liberales. Para ambos la propiedad privada no solo es un derecho natural sino también un motor esencial para el crecimiento económico y la libertad individual. Este discurso podría fortalecer en España los movimientos políticos y sociales que abogan por la reducción de la intervención estatal en la economía y por una mayor protección del derecho de los ciudadanos a disponer libremente de sus bienes.
En nuestro país no cabe la más mínima duda que la institución que pasa a tener un papel preponderante en el respeto al derecho de propiedad privada es el registro de la propiedad, institución de especial importancia tanto en España como en el marco de la Unión Europea y continuará apoyando la financiación de las compras de vivienda por parte de los ciudadanos españoles.
Aviso para navegantes, Donald Trump será recordado no por las medidas que adoptó en el periodo 2017-2021 sino por todos los cambios que se van a producir a nivel mundial en el periodo 2025–2029.
Artículo publicado en la revista de «Buen Gobierno | Iuris&lex y RSC» de El Economista:
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